Un cuento del firmamento

eclipse

Hace algún tiempo dije que yo no escribí­a poemas, y la verdad es que no sé hacerlo correctamente. Pero como todo en mi camino literario, lo he aprendido sobre la marcha. He aquí­ mi primer intento real de escribir un poema.
Aprovechando la temática del Viaje del Escritor, he relatado una leyenda por medio de estos versos.

Cuenta la leyenda,
pétalo de historia,
que dos prí­ncipes enemigos,
botones de rosa,
por amor se rindieron,
destino de gloria,
y juraron amor eterno,
promesa peligrosa,
bajo la luz de la luna,
cómplice silenciosa,
y juraron ante ella,
jueza caprichosa,
que antes que ocultara su cara,
luna oscura, misteriosa,
sus lazos atarí­an.

A plena luz del dí­a,
astro rey portentoso,
ante los reyes de aquí­ y allá,
enemigos poderosos,
su amor revelaron,
sentimiento prohibido,
y la venia esperaban,
esperanza inmortal,
una tregua forzada,
tregua nupcial,
posible acuerdo de paz,
un reino formar;
mas la oposición hermanada,
herida mortal,
fue palabra final.

Sol y luna conversaron,
nubes blancas, mensajeras,
a los novios conocí­an,
presentes en sus amores,
bendecí­an su cariño,
limpio, puro y verdadero,
anhelaban la unión,
guerra eterna que cesaba,
convencer a rey de una y de otra,
adversarios rencorosos,
persuadir reinas orgullosas,
egocéntricas, vanidosas,
ardua empresa parecerí­a,
mentes duras como piedra,
no imposible, todaví­a.

Un mensaje silencioso,
en señales portentoso,
Sol y Luna escribieron,
firmamento, lienzo hermoso,
un prodigio nunca visto,
el primero de su tipo,
astros magnos realizaban,
en contrario a los oyentes,
dí­a y noche, tan contrarios
similares, pero extraños,
en uno solo se uní­an,
baile inmerso de misivas,
luz y sombra convergí­an,
abrazo y beso de armoní­a,
con caricia de alegrí­a.

De su junta misteriosa,
con susurros en el viento,
un anillo forjarí­an,
de lucero y plata fina,
que la novia portarí­a,
bendición de lejaní­a,
en el dí­a venturoso,
un recuerdo milagroso,
y los novios, muy dichosos,
enemigos de hace años
un reinado de armoní­a,
un ejemplo de amnistí­a
paz, amor y alegrí­a,
los esposos bendecidos,
de legado dejarí­an.

Sol y luna conmemoran,
siglos, eras posteriores,
su mensaje sigiloso,
una unión improbable,
una boda bendijeron,
generaciones propiciaron,
tantas otras observaron,
novios buenos, novios malos,
mas aquella preferente,
tan hermosa y tan valiente,
de milagros pertinentes,
una alianza muy dichosa,
con eclipses misteriosos,
esperados y observados,
como fiesta rememoran.

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